Ventajas de los depósitos de cemento

Utilizados desde hace años, los depósitos de hormigón están siendo de nuevo la vanguardia en la elaboración de vinos de alta calidad: la unión de las ventajas propias del hormigón con el tremendo avance tecnológico que el sector vitivinícola ha sufrido en las últimas décadas, convierten a este material en uno de los más deseados por las bodegas con ánimo de crear grandes vinos.

Ventajas de los depósitos de cemento

Cualidades térmicas: las características térmicas y físicas del cemento (densidad, conductividad, calor específico y difusividad térmica) como material, así como las que se derivan del uso del mismo en la construcción de depósitos (sección de las paredes); confieren a estos recipientes un comportamiento térmico global muy apto para la elaboración de vino.

Si tomamos como ejemplo, un depósito de hormigón cúbico de 8000 litros, tenemos en las paredes un total de 7000 kg de hormigón, los cuales, dado su bajo calor específico, serán capaces de absorber calor con poca energía.

Este calor, será después difícilmente cedido al medio (es decir poco a poco) debido a su dada su baja conductividad térmica. Esto, aplicado a un flujo de proceso en bodega significa, por ejemplo, que el vino pre-maloláctico que ponemos en dicho depósito calentará las paredes, que irán regulando poco a poco la cesión de calor al vino cuando el ambiente se enfríe por la llegada del invierno.

Comparando este mismo caso con un depósito normal de inoxidable tenemos que, en primer caso, los kilogramos de acero contenidos en las paredes son 1500 kg, por lo que la capacidad de retener energía baja drásticamente.

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Además su elevada conductividad térmica, 30 veces superior en comparación con la del hormigón, hace que sea el ambiente el que regule la temperatura del depósito (hablando en los dos casos de depósitos sin control de temperatura) y enfriándose el vino muy rápidamente al llegar el invierno.

Esta comparativa es válida también para el caso contrario: fin del invierno y llegada de la primavera (y el calor). En este caso tan pronto como haya un aumento de la temperatura en el ambiente de bodega, será transmitido al vino en casos de depósitos de acero inoxidable, sin embargo los de hormigón mantendrán fresco el vino por más tiempo, debido a la baja conductividad térmica y la alta masa presente en las paredes. También son menos sensibles a la radiación solar directa.

En el caso de depósitos con control de temperatura (camisas, serpentines o radiación en las paredes) para la guarda de los vinos, el hormigón resulta ser idóneo, dado que su baja conductividad térmica aísla el interior minimizando las pérdidas energéticas, y su inercia térmica dilata el efecto de la climatización.